Una serie de robos en cadena en un hotel de lujo pone en marcha de nuevo a los dos detectives. Por si fuera poco, Max se enfrenta a la misión más difícil de su carrera: mantener la boca cerrada. Raúl está convencido de que le ha oído hablar y no va a parar a que confirme sus sospechas. Mientras tanto, quien quiere tener más que palabras con Alberto es Paula, pero él tendrá que ingeniárselas y encontrar tiempo para resolver el caso y su nueva relación.