Los residentes de Chicago son victimas de una epidemia. Cuando Carter y Abby tratan a dos jóvenes con los mismos síntomas, la sala de urgencias se declara en cuarentena hasta que lleguen los expertos del gobierno federal. Mientras Carter lucha por salvar a los jóvenes, el personal es atrapado por los pacientes, los heridos del choque de un autobús y con los irritados ciudadanos. Los periodistas rodean el hospital y la policía bloquea las salidas, por iniciativa propia las victimas inquietas organizan un pequeño motín en intento de escapar de unas peligrosas y agobiantes condiciones dentro.