Greene, en sus últimos días de vida, decide marcharse con Rachel a su hogar de la infancia en Hawai. Allí, en Hawai, Greene se siente mejor e intenta transmitir a su distante hija recuerdos, algunos agridulces, e historias de la familia. Sin embargo, sus peleas se intensifican mientras que la salud de Greene se deteriora. Finalmente, Greene y Rachel se reconcilian antes de que Greene muera. Los compañeros de Greene del County General y aquellos que le querían asisten a su funeral en Chicago.