Tras su ausencia desde el fallecimiento del padre de Luka y su decisión de ingresar de nuevo en el programa de rehabilitación, Abby regresa al hospital. Allí están ocupados atendiendo a un bombero y dos niños pequeños adoptados que han sido víctimas de un incendio en un bloque de edificios. Uno de ellos será analizado especialmente por Abby, ya que sospecha que tiene una enfermedad degenerativa en el ojo. Por su parte, y tras pasar la noche con la prima de Neela, Harold se siente más seguro de sí mismo y mantiene esperanzas de tener algo serio con ella.