Los periodistas del Sentinel están a punto terminar la edición del periódico. En los pasillos y en las mesas se conspira y se intriga para hacerse con la dirección del diario. Mientras tanto, un criminal que se dedica a matar mujeres jóvenes, tras cada asesinato, deja a la policía un mensaje escrito con pintalabios. En el periódico se establece una feroz competición: el primero que consiga la noticia de la captura del asesino "del pintalabios", tendrá todas las de ganar. Un redactor sin ambiciones consigue convencer a una secretaria de la que está enamorado para que sirva de cebo a fin de atraer al asesino, contando, por supuesto, con vigilancia policial.