El viaje que hace Oskar Alegria lo lleva tras la casa en la costa vasca donde vivió Man Ray, y donde filmó una película llamada Emak Bakia. Pero lo que impulsa a Alegria no es tanto “documentar” sino “explorar”, y es así que al sumergirse en las huellas de (Super)Man Ray lo hace como un buzo del cine; como alguien que explora en las profundidades, en lo que no se ve desde la superficie, trayendo algo lejano pero completamente nuevo. (FILMAFFINITY)